Víctor Sulser, El “Presidente real” a mitad de su sexenio
Por Patricia Vega patvega@m-x.com.mx | Fotografía: Christian Palma
Hace tres años, en septiembre de 2006, el “desastre postelectoral provocado por la crisis de legitimidad” propició que Víctor Sulser se autoproclamara “Presidente real” de México. Desde entonces, este artista visual y performancero luce una banda presidencial hechiza que adorna su pecho cuando asiste a la inauguración de exposiciones, festivales y actividades artísticas similares. Cuando llega, sin mayor preámbulo, el “presidente Sulser” solicita aplausos y otorga reconocimientos —“con permiso o sin permiso de la persona
reconocida”— a azorados ciudadanos y ciudadanas que, por lo general, no alcanzan a cerrar la boca para evitar que el confeti arrojado a sus rostros llegue a sus gargantas. Pero más allá de eso, Víctor Sulser se ha propuesto tener una Presidencia “que no haga gran cosa” pues, explica, ese ha sido el plan de acción de los últimos mandatarios.“Si logro no hacer ni estropear nada en el sexenio, estaré mucho mejor que la mayoría de los presidentes… estaré, incluso, arriba del promedio”, dice convencido. Mucho antes que los otros presidentes de 2006 fueran designados como tales —Felipe Calderón como “el electo” y Andrés Manuel López Obrador como “el legítimo”—, en una “magistral jugada política” Víctor Sulser les dio el clásico madruguete: mientras ellos se confrontaban, aprovechó para investirse como el “Presidente real” de México.
No le fue difícil. Sulser fue a un almacén de telas y compró varios metros de la tira tricolor que se usa para hacer las banderitas que tradicionalmente ondean durante el mes de septiembre. Con ese material se fabricó su propia banda tricolor, salió a la calle, se autoproclamó Presidente y entró en funciones. Ya ha transcurrido la mitad de su sexenio y como hasta ahora ninguna multitud ha exigido su renuncia, Sulser se resigna a seguir en el cargo. Sin embargo, aclara: “Si me lo pidieran, yo renunciaría. Así los mexicanos sabrían lo que es tener un Presidente que si no lo quieren, se va; no como los otros, que se aferran”. Sulser desconoce si alguna autoridad cultural puede prohibir su participación en actividades del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) o del Centro Nacional para las Artes (Cenart), pero los organizadores de los eventos culturales a los que acude consideran a este artista un “Presidente incómodo” que los puede meter en problemas. Por eso condicionan su presencia: debe asistir sin banda. Si Sulser insiste en “entrar en funciones como Presidente”, simplemente lo desinvitan. Por ser un “performance de larga duración” —seis años, obviamente—, Víctor Sulser ha decidido no documentar cada una de las acciones de su Presidencia por medio de fotografías, pues le daría “bastante güeva” mostrar una exposición con 50, 100, 200 o mil fotos caracterizado como “Presidente real”, o dando su discurso presidencial en distintos lugares. Lo que él pretende, más bien, es mantener la memoria y el relato de este performance porque “una pieza de arte-acción se conoce cuando se ve o se platica de ella”. El artista cuenta que, a lo largo del tiempo, las reacciones a su performance presidencial han sido diversas. Para él la época más divertida, aunque riesgosa, fue precisamente el conflictivo año postelectoral. “Cuando aparecía con la banda presidencial en los eventos de arte, en las cantinas o en la calle, la gente estaba muy contenta con tener al fin un Presidente, porque la incertidumbre y la indefinición les parecían desgastantes; pero también algunas personas me han reclamado lo que consideran una burla de los símbolos patrios”. El caso más extremo fue una discusión que Sulser sostuvo en el Zócalo con un marino que lo amenazó: “Te voy a romper la madre si no te quitas la banda presidencial”. Afortunadamente la multitud que rodeaba al artista inhibió al amenazador patriota y el incidente no pasó a mayores. “Ni me partió la madre ni me quité la banda”. Hace dos semanas Sulser celebró la primera mitad de su sexenio “real” con un performance en la Galería Interferencial —ubicada en el Centro Histórico de la ciudad de México— ofreciendo sendos vasos con tequila y aguardiente de caña para animar a los invitados a echarse un grito por la Independencia y a responder a dos preguntas simples: a) ¿Qué has hecho por la patria? b) ¿Qué quisieras que la patria hiciera por ti? La variedad de respuestas y gritos de los asistentes al performance fue premiada como es tradicional que suceda con este mandatario: con aplausos, harto confeti y tragos de tequila. Desde que se autonombró “Presidente real” de México, Víctor Sulser se la ha pasado celebrando en una continua fiesta que terminará hasta que concluya su sexenio. En realidad —agrega este artista visual nacido en Guadalajara, Jalisco, en 1960—, “los presidentes mexicanos piensan que aparecer en cualquier medio de comunicación pronunciando un discurso es hacer algo. Por eso en mis performances nada más me la paso echando rollo, porque, como decía al principio: si logro terminar el sexenio sin hacer nada, ya la hice como Presidente”. ¶
diciembre 09, 2009
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